El producto, que se ha convertido en una cultura de trabajo para la localidad de Jabugo, en Huelva, busca la distinción de su singularidad.
HUELVA, España (EFE) — La relación entre el jamón ibérico y la localidad de Jabugo en Huelva, al suroeste de España, ha generado una fama internacional así como valores socioculturales, por lo que ahora se quiere reconocer como Patrimonio Gastronómico de la Humanidad.
El municipio de Jabugo ha decidido oficializar el título a este producto de calidad reconocida mundialmente y solicitar que sea considerado por la Unesco como Patrimonio Gastronómico de la Humanidad.
Pasear por Jabugo implica conocer el jamón. En sus dehesas, ecosistema único de la Península Ibérica, se crían de manera natural cientos de cerdos que, después pasan a los secaderos donde, con mimo y con técnicas artesanales transmitidas de generación en generación se obtienen jamones ibéricos de bellota.
Unos jamones que por su calidad en los últimos 20 años han traspasado las fronteras para llegar a países europeos y a otros hasta hace poco impensables, como Estados Unidos, México, Corea o Japón, convirtiéndose en un producto gourmet para los paladares más exquisitos.
José Luis Ramos, alcalde de Jabugo, dijo que la razón que llevó al municipio a solicitar este reconocimiento de la Unesco es debido a que el jamón de la zona es "un producto único, hecho en un medio único, como es la dehesa, y que durante más de 200 años ha sido la bandera de la gastronomía española no solo en el territorio nacional, sino también internacionalmente".
Ramos resaltó el hecho de que ha contribuido al asentamiento de la población en el territorio, a la conservación de la dehesa y al mantenimiento de técnicas únicas para la elaboración del producto, transmitidas de padres a hijos.
"Tanto el producto como todo lo que implica representa lo auténtico y es digno de ser preservado", por ello desde el Ayuntamiento se ha decidido "apostar fuerte" e iniciar los trámites para obtener este reconocimiento de la Unesco por entender que es "la organización que en este momento mejor representa la apuesta por la conservación y la protección de la cultura".
Saben que no es fácil, que es un proceso "no exento de dificultades" y que es "una carrera de fondo", pero cuentan con la ilusión y con las garantías que les da este producto.
Esta iniciativa llega en un momento crucial para el cerdo ibérico en España en que el gobierno trabaja en la modificación de su Norma de Calidad, que ha abierto una serie de debates sobre qué producto ha de ser amparado y la necesidad de dar garantías al consumidor sobre el género que adquiere y consume.
Muchos son los partidarios de que dicha norma sirva para diferenciar claramente jamones como los de Jabugo, ibéricos de bellota, frente a los criados en intensivo y que, pese a sus diferencias, son comercializados también como ibéricos.
En 2010, la Unesco declaró la gastronomía mexicana Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, después de que un grupo de chefs mexicanos documentaran el carácter comunitario de la cocina mexicana, su antigüedad y su calidad.
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