Entre Cubiertos /Ruth Carrasco.
Como parte del mundo vegetal, las flores han formado parte de la dieta humana desde tiempos inmemoriales. De hecho, algunos de los ingredientes de ensaladas que frecuentemente se sirven son flores. Es el caso de la coliflor, el brócoli, el repollo en sus diferentes variedades y la alcachofa.
Pero hay otras flores, más conocidas por su hermoso aspecto que por su sabor, que se pusieron de moda en la gastronomía hace algunos años sobre todo con fines decorativos, aunque tampoco resultaban desagradables al paladar. La experta en cocina María Nieves Ramos dice en su libro “Ensaladas, otro concepto”, que estas flores aportan textura, color, sabor y aroma a los platos.
Comer flores
Aunque es una tendencia vanguardista, la florifagia o el acto de comer flores no es nuevo, sino que se practica desde hace miles de años, desde China hasta Sudamérica. En la actualidad son muy apreciadas por su aporte visual y energético a platos simples (una ensalada de hojas por ejemplo), y aunque usted no lo crea, también tienen nutrientes.
Ramos cita un informe del científico Zhang Dongsheng de la Sociedad de Ciencias y Tecnologías Alimentarias de China, quien indica que algunas flores comestibles son ricas en proteínas, grasas, almidones, aminoácidos y vitaminas A, B,C y E, además de minerales.
México es un buen ejemplo de una gastronomía que emplea las flores. Muchos de sus platos tradicionales han venido servidos con pétalos de rosa, pero también habría que mencionar el consumo de la flor del Maguey, del Nopal o la calabaza (auyama).
Tipos de flores
Hay que tener cuidado, pues no todas las flores se pueden consumir. No se trata, como indica Ramos en su publicación, de acudir a la floristería más cercana, pues estas flores generalmente tienen químicos añadidos para garantizar mayor duración, o un color más vivo. Las flores comestibles se seleccionan bajo estrictos parámetros. Son ideales aquellas de cuya procedencia se conozca, y cuyo cultivo haya sido limpio.
Entre las especies que se suelen emplear para el consumo están las flores de auyama, de lavanda, rosas, violetas, prímulas, capuchinas, narcisos, caléndula, clavel, margarita, begonia, flor de manzana, jazmín y borraja.
En detalle
En “Ensaladas, otro concepto”, Ramos da detalles de las especies de flores comestibles. Sobre la rosa explica que es muy usada para adornar platos, sea entera o sus pétalos, además su sabor es neutro.
La flor de la auyama o calabaza “tiene un sabor dulzón y son muy apreciadas en la cocina de verano”, dice. Suelen servirse rellenas o como decoración comestible de un plato.
La violeta tiene amplio uso en la cocina. Ramos afirma que su sabor es suave. Se emplea como infusión digestiva y se puede comer fresca, seca o confitada, como también viene.
Las flores capuchinas tienen sabor picante, parecido al del berro. Son deliciosas añadidas a una ensalada y van bien con hierbas como perejil, estragón y cebolletas.
Las flores de lavanda, con su hermoso color lila, también resultan picantes al paladar. Su atractiva forma da un acabado hermoso a platos dulces y salados, donde puede emplearse también la esencia de esta planta.
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