El Espíritu divino me guía por el sendero de mi mayor bien.
Cuando la vida parece ser una batalla cuesta arriba, hago una pausa, oro y busco guía interna.
En cada paso de mi viaje, por colinas rocosas o valles verdes y frondosos, el Espíritu está conmigo y en mí.
Aunque sólo pueda ver una distancia corta delante de mí. Dios conoce todo el camino.
Ciertamente, mi Creador sabe lo que necesito antes de que yo lo pida.
Una vez que he tomado la decisión de avanzar, veo más allá de los obstáculos y estoy alerta a los desvíos divinos.
Si surge un reto, me detengo y doy gracias por la solución que ya está surgiendo.
Estoy receptivo a la inspiración y a la guía interna. Voy por un camino sin tropiezos hacia mi mayor bien.
Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. —Salmo 143:10
Bendiciones para TODOS.
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